Cambiar de Pensamiento
Las primeras palabras de Jesús registradas en el evangelio de Marcos son: “Se ha cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!
Ahora, la palabra arrepentirse puede ser una palabra aterradora. Me hace pensar en los predicadores que están en las calles. Recuerdo ir a la playa un domingo cuando era niño y vi a un grupo de personas enojadas con carteles que decían: “¡Da la Vuelta o Quémate! ¡Arrepiéntete!” Lo que me hizo pensar: Si arrepentirse significa que tengo que ser como tú, enojado y crítico, ¡realmente no quiero ser parte de eso!
Pero Jesús dijo: “Arrepiéntete.” Y sí implica un cambio. Sin embargo, la palabra Griega real que utilizó Marcos cuando lo escribió primera vez es Metanoia – que literalmente significa: Cambia de pensamiento. Meta: de cambiar. Noia: pensamiento…Cambia tu pensamiento.
Cambia tu pensamiento…
Recuerdo a mi pastor Herb Meza enseñando sobre esto. Él dijo que Jesús estaba diciendo: “Consigue un nuevo corazón y una nueva mente para este nuevo reino – una nueva mente para este nuevo mundo que Jesús está anunciando.”
Cambia tu pensamiento…Cambia tu perspectiva. Cambia tu forma de pensar…y tus acciones seguirán…
Todo esto me hace pensar en los momentos en que mi mente y mi corazón han cambiado, especialmente aquellos momentos en que mi perspectiva se ha desplazado más hacia lo que sé que es verdad sobre el reino de Dios.
Sin embargo, por todas las veces que mi corazón ha cambiado, ha habido muchas otras veces en las que no he querido cambiar. Pienso en cuán a menudo el orgullo obstinado nos mantiene atrapados en viejas narrativas…cuando querer tener la razón me ha impedido hacer lo correcto; cuando querer tener la razón me impidió construir puentes hacia aquellos que creen diferente; cuando los inconvenientes o la incomodidad me han impedido saltar; momentos en los que sentí apatía a pesar de que sabía que se requería valor y acción…
Jesús dijo: “Arrepiéntete”.
Yo espero….y realmente creo que se trata menos de un juicio y más de una invitación continua. Una invitación que cuando la seguimos nos acerca más a él.
Espero estar siempre abierto a que Dios cambie mi corazón y mi mente. Y espero que tú también.
Oremos: Gracias, Dios, por tu gracia, misericordia y amor. Te ofrecemos nuestros corazones y mentes nuevamente este día. Sánanos, renuévanos y transfórmanos cada vez más a la imagen de tu Hijo, en cuyo nombre oramos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!