Busca Primero…

Hace poco escuché que, seis semanas ante de su muerte, un reportero le preguntó a Elvis Preyley: “Elvis, cuando empezaste a tocar música, dijiste que querías ser rico, famoso y feliz. “¿Estás feliz?” “Estoy extremadamente solo” él respondió.

La fama y la fortuna no hacen automáticamente feliz a una persona, ¿verdad que no?

Hace algunos años, leí un artículo sobre la felicidad en una revista de una aerolínea en ruta a Texas. El artículo se trataba todo sobre una clase en Harvard y giraba sobre dicho tema. ¡Resultó ser una de las clases más populares en el campus! Aparentemente, los estudios han demostrado que, si bien la fama y la fortuna no necesariamente hacen feliz a una persona, el voluntariado en tu comunidad lo hace. Tener tiempo para pasar con la familia y amigos lo hace. El dar generosamente lo hace.

Creo que esto es al menos en parte lo que Jesús estaba hablando cuando dijo: “Busca primero al Reino de Dios y su justicia…” En esta parte del Evangelio de Mateo, él acababa de advertir a sus seguidores sobre los peligros de la acumulación de la ansiedad. Pon lo primero primero y una alegría más profunda seguirá.

Nuestra oración de hoy se atribuye a San Agustín, de principios del siglo V. Oremos: 

Dios de la vida, hay días en que las cargas que llevamos pesan sobre nuestros hombros y nos hunden, cuando el camino parece lúgubre e interminable, los cielos grises y amenazadores, cuando nuestras vidas no tienen música en ellos, y nuestros corazones están solos, y nuestras almas hayan perdido su valor. Inunda el camino con luz, haz que nuestros ojos giren hacia donde el cielo esté lleno de promesas; afina nuestros corazones a la música valiente; danos el sentido de compañerismo con los héroes y santos de todas las edades; y así avivar nuestros espíritus para que podamos alentar a las almas de todos los que viajan con nosotros en el camino de la vida, para su honor y gloria. Amén.

¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!