Avistamientos de Dios
Una de mis partes favoritas de la Escuela Bíblica, durante el periodo de vacaciones de cada año, es lo que llamamos “avistamientos de Dios.” Todos los días, al final del día, les pedimos a los niños que nos digan dónde ven a Dios: En la puesta del sol. En los colores del cielo. En mi perro. Pero también…en mi amigo, en mi mamá, en la Sra. Sharon, en los útiles escolares donados a los niños necesitados, en un abrazo.
Tal vez has tenido avistamientos de Dios…en ese momento en la habitación del hospital, en la compasión de un médico, o en un momento de conexión con un amigo, o quizás en una ayuda financiera inesperada.
Hace unas semanas, un pariente me dijo que una desconocida, una anciana a la que nunca había visto, después del servicio religioso se acercó y se sentó detrás de ella y le preguntó: “¿Por qué estabas llorando? ¿Por qué estabas llorando en la iglesia?” Y luego, cuando se abrió a la anciana, dicha anciana realmente la escuchó.
Me encanta la práctica de los avistamientos de Dios porque nos recuerda que hay más en este mundo de lo que a menudo pensamos. Nos recuerda que debemos prestar atención. Nos recuerda que incluso en los valles, en el desierto de la vida, Dios todavía está presente. Dios viene a nosotros, a veces en simples actos de hospitalidad o palabras de bendición.
En el otro lado de esto, o tal vez en la misma línea de esto, me pregunto con qué frecuencia Dios querrá obrar a través de nosotros. ¿Hay palabras de bendición que estamos llamados a pronunciar, o actos de hospitalidad que estamos llamados a compartir con aquellos que conocemos y amamos, o actos de hospitalidad hacia aquellos que nadie conoce o ama?
Así que quiero dejarlos con algunas tareas en casa esta semana. Esta semana, te invito a notar y luego escribir al menos un avistamiento de Dios, al menos un momento en el que sientes la presencia de Dios en o a través de otra persona. Y luego una cosa más, que siempre estés abierto a ser un ángel para otra persona.
Oremos: Abre nuestros ojos, Oh Dios, a tu mano que obra en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Abre también nuestros corazones a tu guía, para que podamos ser instrumentos de tu amor y misericordia, por Cristo nuestro Señor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!