Aquí Estoy, Tu Siervo
Cuando el ángel Gabriel se le aparece a María para decirle que dará a luz al Salvador, su respuesta fue: “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho.”
Cuando me detengo y pienso en ello, ¡esto fue una respuesta impresionante!
En su libro, The Jesus Way (El Camino de Jesús), el pastor/erudito Presbiteriano Eugene Peterson escribe: “Voy a hacer una gran conjetura aquí: Yo supongo que esta oración no solo formativa para María, sino también para Jesús.” Solo puedo imaginar a una madre Judía transmitiendo esta oración a su hijo porque en la víspera de su muerte, él ora casi una oración idéntica en el jardín de Getsemaní: “No se cumpla mi voluntad.” No mi voluntad, sino tu voluntad. Aquí soy tu siervo. Hágase conmigo según tu voluntad.
Mi amiga Tasha me contó sobre su sobrino, hace años, cuando estaba tratando de aprender el Padre Nuestro. La familia lo decía junta todas las noches antes de la cena. Él oraba: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Que venga mi Reino, hágase mi voluntad, en la tierra como en el cielo..”
Tash dijo: “¡Entiendo perfectamente cómo pudo cometer el error! Yo sé que a menudo he orado para que se haga la voluntad de Dios, pero en mi corazón quiero que se haga mi propia voluntad.”
Robbie me dijo que su padre a menudo finalizaba su tiempo de oración con el Padre Nuestro – pero también con su propia adición. Él oraría. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Y que empiece conmigo…
Aquí estoy Señor tu siervo.
¿Cómo sería si hiciéramos esa misma oración? ¿Si estuviéramos sumergidos en él? ¿Cómo sería comprender nuestra identidad más profunda como siervos de Dios? ¿Cómo podría afectar esto no solo a nuestras decisiones diarias, sino incluso nuestros sueños y ambicione más profundos? Qué pasaría si pudiéramos orar cada mañana: “Aquí estoy Señor, tu siervo…” Me pregunto qué oportunidades podría poner Dios frente a nosotros…
En esta temporada santa de Adviento, que la oración de María se convierta en tu oración: Aquí tienes a la sierva del Señor. Estoy dispuesta. Estoy disponible. Concédeme ojos para ver y un corazón para sentir. Que haga conmigo como me has dicho.
Oremos: Dios de Gracia, celebramos que, a través de Jesús, estás trayendo salvación, esperanza, amor, paz y alegría a un mundo que está desesperadamente necesitado. Y a medida que recibimos estos regalos, a medida que llenan nuestras vidas, que también se transmitan a través de nosotros – sus siervos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!