Algo que Ofrecer
Ayer conté una historia sobre la Madre Teresa. Hoy compartiré con ustedes una historia de un santo cercano a casa.
Una fría mañana de Enero, estaba ayudando en un refugio con un joven estudiante de nombre Chris. Chris llevaba café afuera para llenar las tazas de los que estaban esperando. Y en el lapso de una hora o menos de estar atendiendo, regresó sin zapatos. Todo el mundo comenzó a preguntarle: “Entonces, ¿Dónde están tus zapatos Chris?” Chris respondió diciéndonos que había un anciano en esta fría mañana de Enero que no tenía zapatos. Preguntó si el refugio tenía alguno en talla 11, pero no tenían. Bueno, mi talla de zapato es 11, y empecé a pensar sobre todos los zapatos que tengo en mi armario. Así que me quité los zapatos y se los di a él.
Al principio, ¡todos pensábamos que Chris estaba loco!. Él tendría que irse a casa en el frío, sin zapatos. Sin embargo, reflexionando, su acto fue inspirador. Su fe personal lo obligó a ayudar, a dar y no a juzgar.
No todos podemos ser la Madre Teresa, y no todos podemos regalar los zapatos que andamos puestos. Pero, si nos detenemos a pensar en ello, todos y cada uno de nosotros podemos mostrar compasión y gracia a los necesitados. Todos y cada uno de nosotros tenemos algo que ofrecer.
Oremos: Ayúdanos a ver la necesidad que nos rodea, Oh Dios. Y danos el valor y la creatividad para satisfacer esa necesidad – si bien no en el momento, al menos en la reflexión. Dios compasivo, es realmente asombroso cuando consideramos cómo la generosidad cambia el mundo que nos rodea, y cómo cambia el mundo dentro de nosotros. ¡Es inspirador poder verlo! Ayúdanos el día de hoy a pasar de pensamientos egocéntricos a acciones de auto-entrega. A medida que lo hacemos, que podamos descubrir una alegría más profunda, significado y esperanza; a través de Jesucristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!