Algo Nuevo e Inesperado
El año en que impartí clases en la Escuela Secundaria en Jamaica, nunca olvidaré la primera reunión de la asociación de maestros y padres de familia a la cual atendí. La subdirectora dio un discurso en el que animó a los padres a enseñar a sus hijos a usar los inodoros, ya que muchos de los nuevos estudiantes nunca habían visto uno. También, ella animó a los padres, aunque no supieran leer, a animar a sus hijos a dedicar tiempo a la lectura y a no envidiar su educación. Las dificultades a las que se enfrentaron fueron mucho más allá de lo que jamás hubiera imaginado.
Al final de dicha reunión de la asociación de maestros y padres de familia, una joven estudiante nos dirigió en un devocional que había preparado. Y como parte de dicho devocional, ella leyó un testimonio. No sé quién lo haya escrito. Lo he visto en otros lugares desde entonces, pero cuando lo escuché en dicho escenario, en medio de una gran pobreza, me llegó de la manera más profunda y le pedí una copia. Ella dijo:
Le pedí a Dios fuerzas que yo pueda lograr. Fui creada débil para aprender a obedecer humildemente. Pedí riquezas en las que pueda ser feliz, me dieron la pobreza para poder ser sabia. Pedí poder para que pudiera tener la alabanza de los demás. Me dieron debilidad para sentir la necesidad de Dios. Pedí todas las cosas para disfrutar de la vida. Me dieron vida para poder disfrutar de todas las cosas. No obtuve nada de lo que pedí – pero sí todo lo que necesitaba…Casi a pesar de mí, mis oraciones no pronunciadas fueron contestadas. Yo, entre todas las personas, soy la más bendecida en abundancia.
Muchos de nuestros estudiantes llegaban a la escuela con hambre. Muchos vivían en casas con pisos de tierra y sin el servicio de agua potable. Sin embargo, a pesar de todo eso, dicha joven podía afirmar con gran sinceridad que, entre todas las personas, ella era la más bendecida en abundancia.
Ahora bien, yo no creo que Dios dé pobreza ni debilidad. Pero sí creo que, si estamos abiertos, Dios puede obrar a través de nuestras circunstancias, nuestra debilidad y de nuestro sufrimiento para traer belleza, significado e incluso nueva vida. Lo he visto una y otra vez, y sé que tú también.
Las sagradas escrituras nos cuentan historias tras historias sobre cómo, en medio de gran desolación y desesperación, ¡Dios obra algo completamente nuevo, hermoso e inesperado! Las sagradas escrituras pintan esta hermosa imagen de un Dios que obra tomando los quebrantados, los heridos, lo malo y lo reconstruye pleno y nuevo.
Oremos: A veces, Oh Dios, es difícil ver el panorama general. A veces, es difícil imaginar cualquier tipo de redención. Es difícil imaginar que los huesos secos que vemos esparcidos por todas partes vuelvan a vivir nuevamente. Ayúdanos en estos tiempos a no volvernos cínicos, a no endurecer nuestro corazón, a no amargarnos ni culpar a los demás, sino a confiar en que tu Espíritu obra más allá de lo que podamos imaginar. Encuéntranos hoy en nuestra necesidad más profunda. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
