Algo más Fuerte
El Sacerdote Jesuita Gregory Boyle dijo que, en la tradición monástica, la forma más alta de santidad es experimentar el infierno y no perder la esperanza.
Eso no es fácil, ¿verdad que no? No es fácil confiar en que, de alguna manera, de alguna forma, Dios va arreglar la situación…
Eso no significa que las cosas siempre resultarán como esperábamos inicialmente. Pero esta promesa es la promesa de nuestra fe. Es la promesa de la Pascua: que incluso en medio del mayor sufrimiento, dolor y herida, Dios puede traer algo nuevo, algo más fuerte, a veces incluso algo hermoso…
Quizás el final de la historia aún no esté escrito.
Ayer reflexioné sobre la historia de José en el libro de Génesis. Me imagino que una traición como la que él sufrió, el dolor que sufrió, los años que pasó en una prisión egipcia podrían fácilmente amargarle el alma. Él podría fácilmente haberse convertido en un joven colérico, y luego en un anciano cínico, amargado y enojado.
Pero algo en José podía ver el panorama más amplio. Él les dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.”
Pienso también en Pablo. Era un hombre que había estado en prisión muchas veces, que había sido encadenado y golpeado, que había naufragado, y que cuando estaba escribiendo esta carta, sabía que el fin de su vida estaba cerca. Y, sin embargo, en el libro de Romanos escribió: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman…”
¿Cómo sería tener ese nivel de confianza? ¿Cómo sería ser alguien tan arraigado en nuestra fe, que pudiéramos perdonar a las personas que nos hayan hecho daño, nos hayan engañado, nos hayan apuñalado por la espalda? ¿Cómo sería ser personas tan seguras de la mano de Dios obrando, que incluso cuando nos sintamos perdidos en la oscuridad, o cuando nos encontremos pensando en errores o fracasos pasados, podamos recordar: ¿Dios puede hacer lago incluso con esto? Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman.
Oremos: Concédenos, Oh Dios, la capacidad de ver con los ojos de la fe. Danos la fuerza interior y la resiliencia para avanzar siempre hacia el futuro con esperanza. Y danos la seguridad de corazón para confiar en que, en todas las cosas, tú puedes sacar luz de la oscuridad, esperanza de la desesperación e incluso vida de la muerte. Amén.
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