Agua para el Alma Sedienta
El Salmo 23 comienza: “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas.
Me encanta las imágenes de aguas tranquilas. Hay algo de paz en estar cerca del agua, ya sea un río, un lago, un océano o un arroyo de montaña. Una pareja de la tercera edad de nuestra congregación solía hablar de su casa en el Lago Kentucky, y de como durante los día tranquilos y plácidos, las aguas a menudo adquirían el color del cielo.
¿Qué tiene el agua tranquila que cura el alma?
Por supuesto, las ovejas necesitan aguas tranquilas para poder beber. Y nosotros también…literal y figurativamente.
En el Evangelio de Juan, Jesús le dijo a una mujer sedienta junto al pozo: “Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.” (Juan 4:10) Por supuesto, Jesús está hablando de agua para el alma sedienta.
En este mundo acelerado y en constante cambio en el que vivimos, en estos tiempos de gran agitación política, me pregunto dónde llenas tu taza cuando encuentras tu alma seca…
Que sigas recurriendo al Buen Pastor. Pasa tiempo en su presencia. Pregúntale por el “Agua Viva”. Y deja que él te guíe hasta dicha agua.
Oremos: Dios de Gracia, oro hoy por aquellos que llevan cargas pesadas, y cuyas almas se sienten resecas. Encuentra a cada uno de nosotros este día en el punto más profundo de nuestra necesidad. Llénanos nuevamente con tu agua viva. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!