A lo Largo del Viaje
Una de las grandes metáforas de la vida de fe es la de una peregrinación – o un viaje. Y la verdad es que, ya sea que nos movamos físicamente o no, a lo largo de este viaje estamos continuamente dejando atrás, despidiéndonos y avanzando. Como dicen, la única constante en la vida es el cambio. Lo cual, puede ser aterrador, desconcertante…
Ahora bien, hay momentos en los que nos sentimos guiados a hacer cambios. Y esos cambios – aunque dan miedo, pueden ser algo bueno. Cuando llegue el momento, cuando superemos esta pandemia, yo creo que todos estaremos encantados de dejar atrás las mascarillas y la necesidad de distanciamiento social. Y también me gustaría dejar atrás cualquier amargura o enojo que sienta. Eso no me sirve a mí. Me encantaría si pudiéramos dejar atrás las cuestiones políticas, el odio partidista fomentado – cualquier odio hacia cualquier otro ser humano en todo caso. Todo eso hace que este mundo sea un poco más feo y el viaje un poco más difícil.
A veces también podemos ser llevados a dejar atrás un hábito destructivo o una relación abusiva. Siempre habrá momentos en los que nos sintamos guiados a dejar cosas atrás en la vida.
Pero también hay momentos en los que el cambio simplemente nos sucede – dejar todo atrás simplemente sucede. Los seres queridos mueren. Los amigos se mudan. Los trabajos cambian…Llega la jubilación. Los hijos crecen y se mudan y siguen adelante.
Incluso los cambios para bien pueden ser difíciles, incluso los cambios que decidimos que queremos. Nos gusta esa existencia segura, cómoda y manejable. Puede existir la tentación de tratar de construir cercas alrededor de la vida – para mantener las cosas tal y como están. O, quedar atrapados en el pasado – deseando que las cosas fueran como solían ser.
A lo largo del viaje de la vida – a lo largo de todas las despedidas y adioses – incluso hasta la partida final, cuando nos enfrentamos al cambio o la necesidad de dejar el pasado atrás, nosotros tenemos opciones. Podemos resistir poderosamente. Podemos seguir solo pataleando y gritando. Podemos aferrarnos al pasado. Podemos volvernos amargados o enojados. O, podemos confiar en que Dios está con nosotros y que Dios abrirá el camino a seguir.
Oremos: Dios Santísimo, en medio de tiempos inciertos y cambiantes, ayúdanos a notar tu presencia y a confiar en que nos guiarás, nos cargarás cuando sea necesario y nos empoderarás para servirte. Que siempre vivamos de tu gracia y paz. En el nombre de Cristo. Amén.
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