¿Hasta Siete Veces?
Pedro le preguntó a Jesús: “…¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” Y Jesús respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces.”
El psicólogo Robert Enright ha realizado muchos trabajos sobre este tema – especialmente trabajando con niños en Liberia. Sus escritos sobre lo que es y lo que no es el perdón me parecieron útiles. Él dijo:
Perdonar no es condonar. No es excusar el comportamiento. No es decir que lo que la otra persona hizo o dijo está bien.
Perdonar no es olvidar. De hecho, a veces es muy importante recordar la ofensa para no permitirnos volver a estar en un aposición en la que esa persona pueda volver a lastimarnos.
El perdón no es lo mismo que la justicia o las consecuencias. Incluso si una persona es perdonada, aún debe de afrontar las consecuencias de sus acciones.
El perdón no es necesariamente reconciliación, aunque podría guiar a ella si ambas partes así lo desean.
Sin embargo, el perdón es dejar ir. Tiene que ver con el estado de nuestro corazón hacia los demás. Es poder dejar de lado la amargura, el resentimiento y las ideas de venganza. No es que no tengamos derecho a sentir resentimiento. Lo hacemos. El perdón es la voluntad de abandonar el derecho al resentimiento.
Lo que me llama la atención dentro de esa definición es que tenemos inherentemente el derecho a estar amargados o enojados, y al menos inicialmente puede ser importante para nosotros sentir esas emociones. Pero eventualmente, tenemos que preguntarnos: “¿Es esto algo que quiero seguir llevando dentro de mí a largo plazo? ¿Quiero que esta otra persona o personas vivan dentro de mi cabeza y corazón de esa manera?
Mi amigo Herb Meza escribió una vez: “Tal vez el gran logro del perdón no sea tanto absolver al perdonado sino purificar al que perdona.”
¿Hay personas en tu vida a las que necesitas perdonar? Que comiences el viaje hacia la sanación y la paz, y que lo hagas hoy.
Oremos: Santo Dios, ayúdanos a perdonar a los demás como hemos sido perdonados. Y mientras lo hacemos, que comencemos a sentir que tu gracia sanadora se derrame sobre nosotros. Te lo pedimos en el nombre de Jesús.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!