Una Habilidad para Edificar
En una tira cómica de Charlie Brown, Linus le pregunta a su hermana mayor Lucy: “¿Por qué siempre estás tan ansiosa por criticarme?” Lucy, viéndose muy honrada, responde: “Creo que tengo una habilidad especial para ver las faltas de otras personas.” Linus indignado pregunta: “¿Qué hay de tus propias faltas?” “Tengo una habilidad especial para pasarlos por alto,” dijo Lucy.
¿No es así a veces? Nos familiarizamos tanto entre nosotros, especialmente con las personas que amamos, que nos damos por sentado. Y nos olvidamos…nos olvidamos…que nuestras palabras pueden doler.
Por otro lado, nuestras palabras tienen el potencial de edificar. En las bodas que ofició mi amigo, el Reverendo Roger Kunkel, q.e.p.d., siempre les decía a las parejas que fueran los animadores entre sí. Él continuaría recordándoles que hay mucho por ahí en el mundo que intentará derribarlos. “Entonces,” diría Roger, “¡anímense y edifiquen mutuamente!”
Las palabras de Roger son ecos del Apóstol Pablo en la Primera Carta a los Tesalonicenses: “Anímense y edifíquense unos a otros…” En Efesios 4:29 él escribe: “Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.”
Me encanta la idea de que nuestras palabras sean de bendición para quienes escuchan…
La palabra Gracia proviene del griego charis, que significa favor, bendición o bondad. Los eruditos nos dicen que la palabra se puede traducirá: alegría, placer, aceptación, favor inmerecido.
Me pregunto a quién conoces que necesite escuchar palabras que traigan alegría, aceptación, aliento o favor inmerecido…En otras palabras, me pregunto quién necesita escuchar las palabras de gracia de ti el día de hoy…
Oremos: Amado Dios, te damos gracias por los amigos y la familia. Que tu gracia fluya a través de nosotros hacia ellos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!
