Resistir el Fruto del Árbol
A menudo he pensado en la historia de Adán y Eva. Ellos allí en este hermoso lugar, rodeados de belleza, bondad y en compañía (¡quiero decir que es el jardín del Edén!). ¿Cómo podrían no seguir el mandamiento de Dios de no comer fruto de ese único árbol? ¿Cómo no iban a confiar en que ya tenían todo lo que necesitaban?
Pero entonces, también he pensado en mi propia vida. Las bendiciones son tan abundantes y claras y, sin embargo, ha habido muchos momentos en los que he cuestionado, cuando he pensado, necesito más, cuando no he podido confiar.
Esta falta de confianza puede desarrollarse de maneras bastantes destructivas. Con Adán y Eva, cuando toman el asunto en sus propias manos, cuando ponen su confianza en otra parte, solo queda el querer…anhelar…aferrarse”.
Esto es cierto en muchos niveles.
Si no confiamos en Dios, es más probable que busquemos venganza…menos probable que perdonemos. Si no confiamos en Dios, es más probable que tomemos más de lo que necesitemos…es menos probable que seamos generosos. Si no confiamos en Dios, es más probable que estemos constantemente aferrándonos a la siguiente cosa y menos probable que estemos en paz con nosotros mismos y con el mundo. Si no confiamos en Dios, es más probable que nos volvamos amargados o cínicos o caigamos en la desesperación.
Una de las cosas que me llama la atención de la historia de Adán y Eva es que no es solo una historia que sucedió, sino una historia que continúa…
Tal vez nos resistamos a comer del fruto del árbol al confiar en Dios incluso cuando no podemos ver el cuadro completo. Tal vez nos resistamos a comer del fruto del árbol al confiar en la enseñanza de Cristo de amar, dar y de perdonar, incluso cuando el mundo que nos rodea se burle. Tal vez nos resistamos a comer del fruto del árbol confiando en que tenemos todo lo que necesitamos, e incluso si sucediera lo peor, finalmente descansamos en las manos de Dios.
Oremos: Ayúdanos, Oh Dios, a confiar en que eres tan bueno como lo enseño Jesús, clemente, misericordioso, perdonador, amoroso. Ayúdanos a confiar aún más en tu bondadosa providencia. Porque has prometido que en la vida y en la muerte te pertenecemos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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