Encontrando Esperanza
Tengo un amigo que tuvo realmente una infancia muy dura. Su padre se fue cuando él era un niño. Su mamá bebía demasiado y tenía una serie de novios, uno de los cuales era seriamente abusivo. Él dijo que solía esconderse debajo de su cama y orar, solo orar.
Lo que me sorprende es que mi amigo parece haber salido relativamente ileso. Hoy tiene una hermosa y saludable familia. Incluso tiene una relación con su madre que ha resultado ser una buena abuela.
No estoy seguro de que yo lo hubiera hecho tan bien. He conocido a muchas otras personas que lo pasaron mucho mejor, y que todavía utilizan su infancia como una excusa para vivir destructivamente.
Lo que noto es que cuando mi amigo habla de su pasado, no lo idealiza. No pasa por alto las partes difíciles. Pero él dirá: No soy un desagradecido…No soy un desagradecido, porque la experiencia que tuve, la infancia que tuve, me formó en la persona que soy hoy. No solo me hizo más fuerte, me dio un corazón para los que sufren. Y me dio un corazón para los desvalidos. Él continúo diciendo: “Al principio, un sabio consejero me dio este consejo: “Deja de pensar en lo que te han hecho y comienza a concentrarte en lo que se ha hecho por ti.”
A lo largo de los años, también he conocido a muchas personas que han enfrentado serios contratiempos, que de alguna manera se las han arreglado para vivir bien a pesar de ello. No han permitido que la enfermedad, el diagnóstico, el fracaso o la traición tengan la última palabra…No han permitido que destroce sus esperanzas o carcoma su paz, o silencie su valor…
A menudo recuerdo que, como seres humanos, tenemos esta notable capacidad para volver a contar o reformular nuestras historias, para encontrarles de alguna manera significado y esperanza, e incluso redención. También soy cada vez más consciente de que las historias que contamos sobre nuestro pasado, las historias que contamos sobre lo que enfrentamos actualmente, dan forma no solo a como vemos el mundo, sino también la forma en como vivimos. Estas historias que contamos abren o cierran puertas para el futuro.
Me pregunto ¿qué ves cuando miras los eventos de tu propia vida…Qué historias cuentas sobre ti mismo…tu iglesia…tu familia?
Oro hoy para que le des un segundo vistazo a la historia de tu vida, y la veas a través de los lentes de la fe. Oro para que, incluso en los momentos más difíciles, puedas notar la mano misericordiosa de Dios obrando.
Oremos: Abre nuestros ojos, Dios de Amor, para captar, aunque sea un vistazo, de tu Espíritu moviéndose a lo largo del camino que es nuestra vida. Al estarlo viendo, ayúdanos a confiar. En el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!