Amarse el Uno al Otro
En la Biblia, las cartas de Juan le recuerdan a su congregación – una y otra vez – que deben de amarse unos a otros. Él repite lo mismo para enfatizar el punto – ¡principalmente porque sabía que no sería fácil! Las personas pueden decepcionarnos. Ellos nos pueden fallar. Puede que ellos no compartan nuestras opiniones o visión del mundo. Puede que rompan nuestros corazones.
C.S. Lewis escribió una vez: Amar en todo es ser vulnerable. Ama cualquier cosa, y tu corazón con certeza será destrozado y posiblemente roto. Si deseas asegurarte de mantenerlo intacto no debes entregar tu corazón a nadie…Envuélvelo cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos; evita todos los enredos; guárdalo en el ataúd o cofre o en tu egoísmo. Pero en ese ataúd, seguro, oscuro, inmóvil, sin aire, cambiará. No se romperá; se volverá irrompible, impenetrable, irredimible…El único lugar fuera del cielo donde puedes estar perfectamente a salvo de todos los peligros…del amor es el Infierno. (C.S. Lewis, The Four Loves (Los Cuatro Amores))
Es verdad. El amor es arriesgado. Puede ser tentador fortalecer los muros de nuestros corazones y no dejar que otros entren. Pero, del otro lado de esto; cuando abrimos nuestros corazones y nos entregamos a los demás, compartimos algo de la naturaleza de Dios. Y, se nos recuerda cómo, a pesar de nuestros defectos, Dios se arriesga a amarnos.
En la primera carta de Juan se lee: “Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”
Oremos: Amado Dios, tú eres paciente. Tú eres amable. Tú no eres irritable ni resentido. Tú no te regocijas en el mal, sino que te regocijas en la verdad. Tú siempre proteges, siempre confías, siempre esperas, siempre tienes esperanzas, siempre perseveras. Tú nunca fallas. Gracias Señor. Enséñanos a amar como tú amas – a través de Jesucristo. Amén.
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