Oídos y Corazones Abiertos
Hay una divertida tira cómica de CALVIN Y HOBBES. Calvin y su amigo Hobbes están volando por una colina en su carretón. Calvin dice: “Me gusta el cambio.” ¡¿Tú?! Su amigo refuta, “¡Te atacaste esta mañana porque tu mamá puso menos jalea en tu tostada que el día anterior!” Calvin aclara: “Me gusta hacer que OTRAS personas cambien.”
La verdad es que a la mayoría de nosotros no nos gusta el cambio. Nos acostumbramos a nuestros hábitos regulares, rutinas y rituales. Algunos de estos son útiles e importantes. Pero podemos quedarnos atrapados en los surcos. Podemos llegar a ser tercos a nuestras propias heridas. A veces, de hecho, cavamos y enterramos nuestros talones y resistimos a cambios que realmente pueden ser útiles.
En el libro de Apocalipsis, todas las cartas a las siete iglesias finalizan de esta manera: “El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
El Espíritu habla a las iglesias. El Espíritu nos habla también a nosotros, si tenemos oídos para oír.
Escuchar es una práctica primaria de formación espiritual. Cuando apartamos tiempo y espacio para escuchar la voz apacible y delicada de Dios, nos abrimos no solo a la guía de Dios, sino también a una fortaleza y un valor más profundo.
Oremos: Dios de Esperanza, te damos las gracias por amarnos exactamente como somos – en este momento. Y, también te agradecemos que nos ames demasiado para dejarnos ser tal y como somos. Has prometido hacer todas las cosas nuevas – incluso a nosotros. Que estés presente con nosotros en los cambios que enfrentamos. Moldéanos cada vez más a tu imagen, para que podamos tomar la vida que es verdaderamente vida. En el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!