Lo Que Damos…
En un escrito titulado “The Echo of Hate” (El Eco del Odio), está la historia de un niño que estaba recorriendo Rocky Mountains (Las Montañas Rocosas) con su mamá. Él había estado comportándose mal y su mamá estableció las reglas y lo castigó. En respuesta, él corrió hasta el borde del acantilado y gritó: “¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!” y regresó un eco, “¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!”
Tomado por sorpresa, esto asustó al niño. Corrió hacia su mamá y sollozó: “Hay un hombre allá que me odia.” La madre tomó a su hijo de la mano y lo llevó de vuelta al borde del acantilado. Ahora, dijo ella: “Esta vez grita, ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!” Mientras obedecía a su madre, las palabras dulces y claras regresaron, “¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!” “Lo que damos,”, dijo la madre sabia, “es exactamente lo que recibimos.”
Es tan cierto, ¿verdad que sí? La tercera ley de física de Newton establece: “Por cada acción, habrá una reacción igual y opuesta.”
El apóstol Pablo lo expresó de esta manera: “…cosechas lo que siembras.”
No hay duda de que cuando sembramos semillas de bondad, generosidad y amor. Ellos crecen. Se multiplican. Y a su debido tiempo, los recibimos de vuelta en gran manera.
Oremos: Amado Dios, te pedimos que hoy nos saques cualquier semilla de amargura, ira u odio. Reemplázalos con tu misericordia y amor. Y luego, cuando estemos tan llenos, ayúdanos a compartir esa misma gracia en palabra y acción con cada persona que nos encontremos hoy. Y que podamos encontrar que es en dar que recibimos. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!