Lo que Cuenta al Final
Me encanta la historia de un hombre que quería llevar su dinero con él más allá de su tumba. Una noche, cuando pensaba en la muerte, él oro fervientemente por esto. Un ángel se le apareció y le dijo: “Lo siento, no puedes tomar todas tus riquezas contigo después de la muerte, pero el Señor te permitirá llevar una maleta. Llénala con lo que quieras. “Con alegría el hombre consiguió la maleta más grande que pudo encontrar y la llenó de barras de oro puro. Poco después, murió y se presentó a las puertas del cielo.
San Pedro, al ver la maleta, dijo con escepticismo: “Espera, no puedes traer eso aquí contigo.” El hombre explicó que un ángel le había dado permiso especial. “San Pedro lo comprobó con el ángel Gabriel y la historia fue verificada.” Muy bien, dijo San Pedro, “puedes llevar la maleta contigo, pero primero tengo curiosidad, tengo que ver qué trajiste.” Él abrió la maleta para ver que objetos mundanos, había considerado este hombre, demasiado preciosos para dejar atrás. “¡No lo puedo creer!” Dijo San Pedro. “¿Trajiste pavimento?”
La historia es divertida – y lleva un grano de verdad. Muchas de las cosas que sentimos que son valiosas en esta vida – no son las mismas cosas que encontramos valiosas al final de la vida.
En medio de la vida, a menudo nos concentramos en lo que podemos acumular: riquezas, títulos, poder o prestigio. Pero al final de la vida, la mayoría de las personas tienden a preocuparse más por las relaciones que cultivaron – o fallaron en cultivar: amigos, vecinos y familia.
La antigua calcomanía de parachoques, “El que muere con la mayoría de los juguetes gana,” es rápidamente contrarrestada por una segunda calcomanía de parachoques, “El que muere con la mayoría de los juguetes, muere de todos modos.”
La verdad es que el amor, esperanza y la paz que compartimos con el mundo, mientras estamos aquí – vive mucho más allá de nosotros en la vida de aquellos a quienes hemos bendecido.
Al final de un servicio religioso conmemorativo, en el que asistí recientemente, el pastor nos dejó con este desafío:
“Cuando naciste, lloraste y el mundo se alegró. Que vivas tu vida de tal manera que cuando mueras, el mundo llore, y tú te regocijes.”
Oremos: Hoy recordamos, Oh Dios, que nuestro tiempo aquí en la tierra es limitado. En el regalo del tiempo que nos queda, ayúdanos a dejar el mundo un lugar mejor a través de nuestro dar y por nuestro amor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!