Un Pequeño Acto de Amor
En el evangelio de Marcos (4:26-34), Jesús le dice a la multitud que el reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra. Y brota y crece por sí misma. De hecho, es como un pequeño grano de Mostaza, pequeña pero una vez sembrada tiene una forma de apoderarse de todo lo demás. Es como Kudzu, pequeña, pero imparable.
Lo que está claro en esta serie de parábolas es que los resultados están fuera de nuestro control. Si una semilla crece, crece en su propio horario, no puedes forzarla. A veces las personas responden, a veces no. A veces veremos el fruto de nuestro trabajo, pero a veces no. Pero como el sembrador, nuestro trabajo es seguir sembrando. Sigue esparciendo esas semillas, y confía en que Dios está obrando hasta en las cosas más pequeñas…porque uno nunca sabe lo que puede pasar.
Hace poco estaba leyendo sobre una colecta de alimentos en una escuela en la zona rural de Apalaches. Un voluntario estaba clasificando los alimentos donados, separando los frijoles de la leche en polvo, y los vegetales enlatados de las carnes enlatadas. Cuando metió la mano en una caja llena de varias latas, él sacó una pequeña bolsa de papel marrón. De la bolsa de papel cayó un sándwich de mantequilla de maní, una manzana y una galleta, artículos que no estaban en la lista sugerida. Con crayones en letras grandes estaba el nombre de una niña: “Christy: Sección 104.” Aparentemente, mientras estaba en la escuela, Christie se sintió impulsada a entregar su almuerzo a alguien que realmente tenía hambre.
¡Y puedes imaginarte! Cuando salió a la luz la historia sobre la contribución de Christie, ¡las donaciones a dicha colecta de alimentos se dispararon! Un pequeño acto de amor de una niña inspiró a muchos más…
El Arzobispo y Mártir del Siglo XX Oscar Romero escribió:
Esto es lo que somos:
Sembramos semillas que algún día crecerán.
Regamos las semillas ya sembradas, sabiendo que son prometedoras para el futuro.
Sentamos las bases que necesitaran desarrollo.
Proporcionamos levadura que produce efectos más allá de nuestras capacidades.
No podemos hacer todo y
hay una sensación de liberación al darse cuenta de eso.
Esto nos permite hacer algo y hacerlo muy bien.
Puede estar incompleto,
pero es un comienzo, un paso en el camino,
una oportunidad para que la gracia de Dios entre y haga el resto.
Amado Dios, a menudo no vemos los resultados de nuestras pequeñas acciones. Pero oramos hoy para que tomes lo que sea que tengas para ofrecer. Bendice y multiplica cada dólar dado, cada hora voluntaria, cada sacrificio realizado. Que estas sean semillas de tu reino eterno. En el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!