El Próximo Viaje Épico
Ayer reflexionamos sobre el concepto de peregrinación. Lo que me hace pensar en los diversos viajes que hacemos a lo largo de la vida. Peregrinaciones de fe, de crecimiento, de crianza de los hijos y de cambiando trabajos. Algunos de estos viajes son físicos, algunos mentales o espirituales…algunos incluyen las tres anteriores.
A veces, pensamos en el llamado simplemente como una vocación, lo que en un sentido puede serlo. Pero a lo largo de la vida, hay muchos llamados, muchos viajes, muchos peregrinajes en los que embarcarse – algunos de los cuales elegimos, y algunos de los cuales casi parecen elegirnos a nosotros.
Sé que algunos de ustedes han pasado por viajes épicos en sus vidas – viajes de fe, de inmigración a un nuevo país o de liberación de una adicción. Ha habido viajes a lugares lejanos y viajes a lo más profundo de tu propia alma.
Y me imagino que alguno de ustedes incluso se estarán preguntando cuántos viajes más me quedan…¿Dios tiene algo todavía para mí?
Pienso en un hombre que conocí que se jubiló de una carrera militar a inicio de sus cincuentas. Luego volvió a la universidad y obtuvo una licenciatura en Bellas Artes. Él se convirtió en un pintor bastante conocido. A los 70 años le encargaron pintar los murales más grandes en la ciudad en la que vivía. Cuando lo conocí, él tenía más de ochenta años, y asistía a nuestro Estudio Bíblico de Habla Hispana, que se impartía de forma semanal los domingos por la noche, buscando no solo crecer en su fe sino también afinar sus habilidades en el lenguaje español recién adquiridas. ¡Tan inspirador! Él decía que nunca se es demasiado viejo para crecer.
El libro de Hebreos (Capítulo 11) nos enseña: Por la fe Abraham, obedeció cuando fue llamado. Recuerda, él estaba dentro de los ochenta años cuando él y Sara se fueron de casa por primera vez. Y partió, sin saber a dónde iba – solo que Dios lo estaba impulsando, incitando, llamándolo.
Todo esto plantea la pregunta: ¿A qué viaje épico, a qué peregrinaje te llevará Dios a continuación?
Que sus corazones y mentes estén siempre abiertos.
Oremos tal y como oramos ayer: Te damos gracias, Oh Dios, por tu llamado a nuestras vidas. Que nuestros sueños y anhelos estén siempre en sintonía con los tuyos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!