Confía, Confía, Confía
Hay una vieja historia sobre un hombre que se cayó de un acantilado, pero logró agarrar la rama de un árbol durante su caída. Mientras estaba colgado allí, miró hacia arriba y gritó: “¿Hay alguien ahí arriba?”
Y una voz resonó: “Estoy aquí. Yo soy el Señor. ¿Me crees?” “Sí, Señor, yo creo. Realmente creo, pero no podré mantenerme agarrado por mucho tiempo.”
“Estarás bien. Si realmente crees no tienes nada de que preocuparte. Yo te salvaré. Solo suéltate de la rama.”
“Un momento de pausa, luego, “¡Oye! ¿Hay alguien más ahí arriba?”
En algún momento a lo largo del viaje de la vida, la mayoría de nosotros, nos damos cuenta de que hay mucho más de lo que podemos comprender, enormes extensiones de lo desconocido. No sabemos lo que depara el mañana. Ni siquiera sabemos qué nos depara el próximo minuto.
En algún momento a lo largo del viaje de la vida, la mayoría de nosotros, nos damos cuenta de que no importa cuánto tratemos de controlar, manipular o imponer nuestra propia voluntad, en última instancia, está completamente fuera de nuestras manos. Y en algún momento, la mayoría de nosotros, sentimos que si hay un camino a seguir – entonces tenemos que confiar en algo o alguien más grande que nosotros.
El salmo 61 ora: “Llévame a una roca donde esté yo a salvo.”
Oremos: Oh Dios, queremos confiar en ti. Sabemos que no podemos hacerlo solos por mucho tiempo. Te necesitamos. Por eso te pedimos hoy que nos ayudes a confiar en que nuestras vidas están en tus manos. Danos corazones que estén en sintonía con tu dirección, tu guía, tu liderazgo. Ayúdanos a confiar y mientras confiamos podamos seguirte. Lo pedimos en el nombre de Jesucristo – nuestra Roca y nuestro redentor. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!