Para No Desanimarnos
En la Segunda Carta a los Corintios, capítulo 4, Pablo escribe: “Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruido…Por tanto, no nos desanimamos.” Y luego hace esta sorprendente declaración: “Aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día…”
Para Pablo, su fe marcó la diferencia en la forma en que vivió, y en la forma en que enfrentó los desafíos de la vida. Sé que has visto esto en las personas. Tal vez lo hayas experimentado tú mismo.
Yo recuerdo cuando era un joven pastor, solamente empapándome los pies. Nuestra Directora del Ministerio para Niños vino a verme y me contó que a un miembro relativamente joven de nuestra congregación (de unos 50 años) se le había diagnosticado recientemente un tumor cerebral inoperable. Ella dijo: “Realmente necesitas ir a verlo.”
Yo fui, pero estaba nervioso. No estaba seguro de qué decir. Sin embargo, cuando llegué, para mi sorpresa, él estaba de buen humor. Él se reía con facilidad. Su esposa incluso bromeó: “No sé qué le ha pasado estos últimos meses.” Él respondió: “Bueno, cuando sabes que tienes poco tiempo, te das cuenta de lo precioso que es…” Yo no dije esto, pero he conocido a muchas personas que no lo tomarían tan bien. Ciertamente he conocido a muchas personas que, en cambio, se han vuelto amargadas y cínicas…
Cuando nos tomamos de la mano para orar antes de irme, yo pude sentir su fuerza interior. Él confiaba en que la muerte no tendría la última palabra…Y sabía que en el tiempo que le quedaba, él todavía tenía algo que ofrecer.
Su fe fue un testimonio para mí. La visita fue un sermón que necesitaba escuchar. Y entonces dicho sermón y testimonio hoy se convierten en mi oración.
¿Orarías conmigo? Dios Misericordioso, oro hoy por todos aquellos que están escuchando o leyendo este mensaje. Oro para que, independientemente de los desafíos que puedan estar enfrentando en la vida en este momento, que no se desanimen. Fortalece y renueva nuestro espíritu interior día a día. Concédenos tu valor, presencia y paz. Te lo pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!