Estar Quieto y Saber

Cuando finalicé el seminario, en mi primer llamado, un anciano sabio de la iglesia me visitó en el apartamento para ayudarme a desempacar. Cuando comenzamos a desempacar, él me preguntó sobre mi vida de oración. Aquí yo era un nuevo pastor en una nueva iglesia. Ni siquiera sabía los nombres de todos. Y, yo iba a liderar la misión y alcance de nuestra comunidad. Había todas estas nuevas responsabilidades que aprender. Además de eso, tenía una hija menor de un año. Era una locura.

Fui honesto, y le dijo a la persona mayor que solo trataba de incluir la oración por las orillas – siempre que podía. Él me reto y me dijo: “Joe, hay tanta gente en esta congregación y en esta comunidad, que están buscando desesperadamente un sentido de paz, sanidad y la esperanza de Dios. Dios quiere que seas su instrumento. Pero, Joe, no puedes dar lo que no tienes.” Dicho anciano continuó diciendo: “Yo sé que estás ocupado, Joe, con una familia joven y una carrera. No estoy hablando de agregar una cosa más en tu vida. Estoy hablando de un centro o una base para todo lo que necesitas hacer.”

Al principio, estaba un poco enojado. Pensé ¿Quién eres tú para venir aquí y decirme cómo organizar mi vida? Pero al final yo me di cuenta de que estaba mayormente enojado porque él tenía razón.

¿Queremos escuchar la voz de Dios en nuestras vidas? ¿Queremos tener la sanación y la guía de Dios en el corazón de quienes somos? ¿Quieres un sentido de integridad entre tu fe y nuestro trabajo; nuestra fe y nuestra vida? Entonces necesitamos hacer tiempo para estar quietos y escuchar.

En el Salmo 46 leemos: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.”

Oremos: Dios de Esperanza, en esta ajetreada temporada festiva, muy a menudo nos encontramos corriendo por la vida y nuestras almas simplemente están hambrientas. Nos damos cuenta de que podemos seguir y seguir – pero aún así nos perdemos mucho de la vida de esa manera. Ayúdanos a buscar tiempo para detenernos y orar, sentarnos en tu presencia. A través de este tiempo, acércanos más a ti. Incluso ahora, que vivamos de una manera profunda la experiencia de tu gracia y amor. Amén

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