Esperanza de Resurrección
He hablado mucho sobre la cruz este mes. Al otro lado de esto está la resurrección. Si lo piensas bien, es una afirmación bastante audaz. Es una afirmación que muy probablemente nunca será probada. No se explica fácilmente…Es, en el fondo, un misterio que trata del amor y del más allá. Hace que la fe afirme que hay más en este mundo de lo que podemos ver e incluso saber; reconociendo que decir lo contrario, decir que no hay nada más allá, es también una afirmación de la fe.
Hace muchos años, mi amigo Herb Meza predicó un hermoso sermón de Pascua. En él, reflexionó sobre cómo en la vida hay todo tipo de pistas que apuntan a algo más allá de nosotros. Escribió sobre cómo la ciencia ha descubierto que existe una enorme gama de colores más allá de lo que el ojo puede ver; hay escalas de octavas muy por encima y por debajo de lo que el oído puede oír. Y hay pistas del campo de la física que amplían la imaginación incluso de los más grandes científicos. También habló sobre cómo su madre, en el mismo día en que fue herido en batalla durante la Segunda Guerra Mundial, entró en una profunda depresión – aunque ella no tenía forma de saber qué es lo que le había sucedido a su hijo.
Él continuó escribiendo: “Dondequiera que miremos hay indicios de que hay más. Indicios de vida, poder y energía. Pero incluso si no hubiera indicios, existe ese instinto dentro de los humanos que apuntan a más…Pascal dijo una vez que Dios había plantado este instinto en nuestras propias almas y no importa cuánto tratemos de no creerlo, sigue apareciendo sigilosamente cuando nos encontramos cara a cara con el misterio de la muerte…”
La resurrección es la afirmación triunfante de algo que nunca hemos comprobado pero que instintivamente sabemos…que nuestro pequeño mundo de tiempo y espacio no es más que un pequeño fragmento de algo mucho más grande de lo que podemos percibir con nuestros ojos, oír con nuestros oídos o tocar con nuestros sentidos…
Herb finalizó con esto: “Creo que un día cada moretón, cada cédula cancerosa, cada ojo ciego, cada cojera y cada bulto detectado en el cuerpo se arreglarán. Un día cada vergüenza y cada rechazo y cada dolor que hemos sufrido dará paso a la gloria. No sé cómo tratará Dios con toda la miseria, los fracasos y la traición. Seguramente debe lastimar a Dios, pero sé que Dios es amoroso y perdonador. Un día, cada momento de esperar contra toda esperanza será recompensado.”
Oremos: Te damos gracias, Dios Amoroso, por tu promesa de sostenernos hasta la eternidad. Ayúdanos a creer incluso cuando aún no hemos visto. Reclamamos la promesa hoy de que en la vida y en la muerte, te pertenecemos. Amén.
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