El Perdón

Comparto con ustedes un versículo familiar de las escrituras sobre el perdón:         

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor ¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?” Jesús le dijo: “No te digo que, hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces. (Mateo 18: 21-22)

Esto significa para mí que el perdón no es cuantificable, sino una actitud y una práctica cualitativamente diferente, extraída del propio ser de Dios, cuya naturaleza es ofrecer gracia. “Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente”, cita el salmista. (Salmo 103: 12)

En la ponderosa novela de Mith Albom, Las Cinco Personas que Encontrarás en el Cielo, el personaje principal, está hablando a Ruby.

“Yo odiaba a mi padre”, dijo Eddie: “Fue un infierno para mí cuando era niño y peor cuando crecí”. Ruby se acercó a él. “Edward”, dijo ella suavemente. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre. “Aprende esto de mí. Mantener la ira es un veneno…te come por dentro. Pensamos que odiar es un arma que ataca a la persona que nos hace daño. Pero el odio es una daga curva. Y el daño que hacemos, nos lo hacemos a nosotros mismos. Perdona Edward, Perdona.”

El cuarto verso del poderoso himno de John Calvin “Te saludo, quien es mi arte de redentor seguro” ha estado pasando por mi mente como un constante estribillo esta semana. Que esta sea nuestra oración de clausura.

Tú tienes la bondad verdadera y perfecta gentileza, ninguna oscuridad tienes tú, y ninguna amargura. Oh, concédenos la gracia, la gracia que encontramos en ti, para que podamos vivir en perfecta unidad.” Que esta sea nuestra mayor visión. Amén.

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