Acércate a Dios
Hay una historia divertida sobre una pareja de ancianos granjeros que conducían en su camioneta. La mujer se inclina y le dice a su marido: “¿Cómo es que nunca nos sentamos todos acurrucados en la camioneta tal y como lo solíamos hacer?” El hombre la miró y le respondió: “Bueno, ¡yo no fui el que se movió!”
Cuando nos encontramos distanciados de Dios, es importante recordar que Dios no es el que se ha movido. Dios está tan cerca de nosotros como nuestro próximo aliento. Y tal y como nos recuerdan las escrituras, el gran amor del Señor nunca se acaba. ¡Cada mañana se renuevan sus bondades!
Había una mujer joven en una escuela dominical, de quien una vez fuese su maestro, y que tenía niños pequeños y ella compartió con nosotros que realmente subía a su armario para hacer un poco de tiempo para dedicarlo a orar. Esperemos que no tengas que ir a ese extremo, pero espero que tengas la intención de encontrar tiempo para sentarte tranquilamente en la presencia de Dios. Incluso si son sólo unos minutos, medita en silencio en un salmo, siéntate en silencio, o comparte lo que está en tu corazón con el Señor. Y mientras lo haces, que puedas notar la presencia de Dios y la paz de Dios.
Nuestra oración del día de hoy es atribuida a San Benito, de principios del siglo VI. Oremos: Oh Dios misericordioso y santo, concédenos diligencia para buscarte, sabiduría para percibirte, y paciencia para esperarte. Concédenos, Oh Dios, una mente para meditar en ti; ojos para contemplarte; oídos para escuchar tu palabra; un corazón para amarte; y una vida para proclamarte; por el poder del Espíritu de Jesucristo. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!