Nos Necesitamos Unos a Otros
Había una pareja en la iglesia, a la que una vez dirigí, quienes estaban pasando por un momento muy difícil en su matrimonio, y ellos dejaron de asistir a la iglesia. Más tarde me encontré con la esposa en el supermercado, y ¿ya saben lo que piensa las personas con relación al pastor siendo el policía que vigila la asistencia en la iglesia? Bueno, ella comenzó a tratar de explicar del por qué no habían ido a la iglesia. Luego dijo: “No puedo seguir fingiendo que todo está bien, cuando no está bien.”
¿Qué triste es que ella tuviese que pensar que tenía que fingir para pertenecer a la iglesia? Es triste, porque Jesús dijo muy claramente que él no ha venido a llamar a los justos – en los que pretenden tener todo en orden. No, él vino por todo el resto de nosotros – los que sabemos que no somos perfectos.
Es también triste porque pienso en todas las otras personas en aquella iglesia, quienes habían pasado por luchas en sus propias relaciones, y cómo muchos de ellos pudieron haberse sentado con ellos y guiarlos y haber sido fortaleza y esperanza para ellos – de lo que hubiese sucedido en dicho matrimonio.
Cuando las cosas se ponen difíciles, puede haber una tendencia a separarse de la comunidad – a retirarse y tratar de manejar la situación por sí solos. Pero cuando nos aislamos de los demás, dejamos espació para que la amargura y el cinismo puedan crecer. Por sí solos, es fácil perder la perspectiva.
Las Escrituras nos enseñan que Dios nos creó para vivir en comunidad. En realidad, nos necesitamos unos a otros con el fin de ser sanos y completos. Esta pandemia y tiempos de distanciamiento social lo ha dejado dolorosamente claro.
Mi oración para ti, el día de hoy, es que continúes encontrando formas de mantenerte conectado con los demás. Que haya personas que te amen incondicionalmente, que se preocupen por ti y quienes te retan para que puedas crecer. Y que los puedas amar de la misma manera.
Oremos: Sólo podemos imaginar, Señor, la profundidad de tu amor por nosotros. Nos creaste a todos diferentes. Y, sin embargo, nos has llamado a pertenecer el uno al otro, a cuidar unos de otros, de trabajar juntos para hacer de este mundo un lugar mejor. Danos el valor que necesitamos para compartir lo más profundo y la más valiosa parte de nuestras vidas con tu pueblo. Aliméntanos, fortalécenos, y luego envíanos hacia afuera como tus servidores. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!