En Tiempos Confusos y Difíciles
En las escrituras Hebreas, existe un pasaje bíblico interesante en el libro de Esdras (Capítulo 3). Las personas estaban reconstruyendo el Templo después de años en el exilio. A medida que lo hacían, se dieron cuenta que se encontraban amenazados por las tribus vecinas, y están aterrorizados. Su respuesta a este temor es de establecer un altar y adorar a Dios. En otras palabras, buscaron al Señor.
En nuestras propias vidas hay acontecimientos y circunstancias que nos aterrorizan. De vez en cuando nos sentimos en realidad temerosos, especialmente de lo desconocido: ¿Cuál será el diagnóstico? ¿Conseguiré mantenerme en el trabajo? ¿Se pondrá bien? Ese miedo puede paralizarnos.
Los antiguos Israelitas confiaban en que Dios estaría con ellos. Pero también sabían que hay una sensación de paz que trae consigo el enfocarse nuevamente en la tradición. Hicieron lo que siempre han hecho. Edificaron un altar tal y como Moisés lo prescribió. Trajeron la ofrenda. Ellos adoraron a Dios y continuaron con la reconstrucción de su templo.
Cuando seguimos los pasos de nuestros antepasados, decimos las oraciones, cantamos los himnos, oímos la palabra, caemos en un ritmo que a menudo trae seguridad y paz. Sin duda, en los tiempos confusos y desafiantes, la tradición puede brindar orientación y dirección, pero también puede ayudarnos a soltar el miedo.
Nuestra oración de hoy se basa en el Salmo 46. Oremos: Oh Dios, tú eres nuestro amparo y nuestra Fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso no temeremos, aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes. Aun cuando se agiten las naciones, nosotros escucharemos tu voz. Regresaremos nuevamente para adorarte juntos. Nos quedaremos quietos y reconoceremos que tú eres Dios; que tú estás con nosotros; y que eres nuestro refugio Amén.
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