Cuando Ha Llegado el Nuevo Día
Está escrito en el libro de Santiago: “Hermanos míos, la fe que tienen en nuestro glorioso Señor Jesucristo no debe dar lugar a favoritismo.”
Eso no es fácil, ¿verdad? Vivimos en un mundo muy polarizado. Es fácil demonizar a las personas que no comparten nuestra teología o política. Y a veces es difícil amar a las personas que se ven diferentes, o que hablan un idioma diferente, o que no está a la altura de nuestros estándares.
Hay una historia que circuló entre los antiguos rabinos, de la tradición Jasídica, acerca de un rabino a quien un día le hizo una pregunta un estudiante, “¿Cómo se puede saber cuándo el nuevo día ha llegado?” El rabino revirtió la pregunta y le pregunto a su estudiante, “Tú dime como se puede saber.”
El estudiante supuso, “¿Es al canto del gallo que señala un nuevo amanecer?” “No,” respondió el rabino. “¿Es entonces tal vez cuando uno puede discernir la silueta de un árbol en el cielo?” No, se le dijo. “La manera más segura de saber cuándo termina la noche y la llegada de un nuevo día es cuando se puede mirar al rostro de un desconocido, aquel que es tan diferente de ti, y lo reconozcas como un hermano, verla como una hermana. Hasta que llegue ese día, siempre será de noche.”
Jesús dijo una vez, “Ustedes han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo…Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?”
En un momento en que nuestra nación está tan polarizada, tan divididos en tantos frentes, que significaría para aquellos como nosotros que siguen a Cristo de desprenderse de favoritismo, para construir puentes y sembrar semillas de amor.
Oremos: Estamos agradecidos cuando nos damos cuenta de nuestro lugar en este vasto universo. Estamos agradecidos e impresionados por la pura magnitud de tu amor y gracia. Es simplemente increíble de pensar acerca de esta familia que tú has llamado – una familia que se extiende por todo alrededor del mundo – no existen dos personas iguales. Y, sin embargo – todos fuimos creados a tu imagen. Gracias a ti, Señor, por incluirnos a nosotros. Danos el valor para amar a otros – incluso los que son muy diferente a nosotros, no solo con palabras, pero con hechos. Oramos en nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!