El Sonido del Silencio
Hay un pasaje Bíblico en el Primer Libro de Reyes, donde el profeta Elías estaba a punto del cansancio extremo. Él había estado en constante movimiento, y Dios le dijo: “Elías, sube a la montaña – porque ahí nos encontraremos.” Y así Elías subió a la montaña, y las Escrituras dicen que hubo un gran terremoto – movió la montaña – pero Dios no estaba en el terremoto. Después hubo un fuerte viento, pero Dios no estaba en dicho viento. Entonces se produjo un incendio – y Dios no estaba en el fuego. Sin embargo, después del incendio, Dios vino en el sonido de ultra silencio.
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste el sonido de ultra silencio, o algo parecido?
Lo que hace plantear la pregunta, ¿Cuándo dejas espacio en tu vida para escuchar a Dios? Porque es fácil que cualquiera de nosotros llegue al punto en donde Dios se sienta verdaderamente distante, en donde nos sentimos espiritualmente secos, en donde de repente tenemos todos estos problemas, o preocupaciones y simplemente nos preguntamos, “¿Dónde está Dios en todo esto?”
En los Evangelios, Jesús establece un patrón saludable. Él trabaja duro. Se encuentra con muchas necesidades. Él toca a muchas personas. Pero a menudo podemos ver que él se retira de la multitud, encuentra un espacio y tiempo a solas para escuchar y orar.
Sospecho que la mayoría de nosotros queremos escuchar la voz de Dios. Queremos tener la sanación y la guía de Dios en el centro de nuestras vidas. Pero ¿Con qué frecuencia realmente nos detenemos y escuchamos?
En el Evangelio de Marcos, después de que Jesús envía a los discípulos a una misión bastante delicada, y al volver juntos por primera vez, Jesús les dice: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco.”
Oremos: Dios de amor, a menudo nos encontramos corriendo a través de la vida y nuestras almas simplemente vacías. Nos encontramos con que poder seguir y seguir y seguir – pero aún perdemos mucho de la vida de esa manera. Perdónanos por no disminuir la velocidad para oler las flores más a menudo. Perdónanos cuando trabajamos como si todo el mundo dependiera de nosotros y no en ti. Ayúdanos a detenernos y respirar y notar tu presencia.
Queremos conocerte Dios. Queremos vivir la profunda experiencia de tu gracia y amor. Y así, te pedimos que nos ayudes a crear tiempo y espacio en nuestras vidas para escuchar tu fija y suave voz. Te lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.
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