¿Quién Está a Cargo Aquí?
Hace poco oí una historia que un pastor una vez hablo acerca de una iglesia que representaba en Tennessee, donde una anciana excéntrica y extravagante lo impresionó con su intenso compromiso con la fe. Ella no era muy piadosa en lo más mínimo, pero sin embargo ella estaba clara y articulada a la hora de expresar la fe.
Una tarde, cuando el pastor asistía a una cena en la casa de la anciana, su hija adolescente, probablemente frustrada con toda la discusión sobre religión, preguntó, “Madre, hablas de religión todo el tiempo ¿Por qué eres tan religiosa de todos modos?” Su pregunta trajo un silencio repentino a la mesa en donde cenaban. Su mamá hizo una pausa dramática, empujó su silla de la mesa, se levantó y respondió: “Cada mañana antes de que te despiertes, yo me levanto y camino hacia la sala. Levanto las manos y pregunto, ¿Quién está a cargo aquí? La respuesta siempre regresa: “¡No eres tú!” Por eso es por lo que soy religiosa.”
La vida de fe comienza con la comprensión de que nosotros no estamos a cargo. Es solamente a partir de ahí que podemos empezar a rendirnos a Aquel que está a cargo.
Salmo 61:2 ofrece este motivo:
Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo.
Oremos: Dios Clemente, de hecho, hay momentos en mi vida en los que nos recuerda que no estamos en control y que en última instancia no estamos a cargo. Tenemos que confiar que nuestras vidas y nuestros seres queridos descansan firmemente en tus manos. Que tu presencia esté en el lugar de nuestras necesidades en este día. Llénanos con tu misericordia y tu gracia sanadora – pedimos humildemente en nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!