Tener Fe en Dios
Hay una historia acerca de un niño dirigiéndose hacia su casa desde la iglesia un domingo. Estaba muy orgulloso de la tarjeta que había hecho que tenía una imagen y una leyenda que decía: “Tened fe en Dios.” Entonces, para su pesar, la tarjeta resbaló de su mano y revoloteó por la ventana. “Detén el carro”, exclamo “¡He perdido mi fe en Dios!”
El padre dio la vuelta y detuvo el carro y el muchacho se bajó para recuperar su tarjeta perdida. El padre sonrió e hizo un comentario acerca de la inocencia de la juventud. Pero la perceptiva madre observó: “Todos nosotros estaríamos mejor si fuéramos tan preocupados por nuestra fe en Dios.”
Es cierto. Lo cual me lleva a hacer la pregunta, ¿Qué es lo que nutre tú fe en Dios? ¿Es tal vez caminando al aire libre en la creación de Dios, pasar tiempo con tus hijos o un amigo? ¿Es en el momento silencioso del estudio o en la oración o adoración? Puedes estar preocupado lo suficiente acerca de tu fe en Dios para realizar lo que sea para alimentarla con regularidad.
Nuestra oración del día de hoy se atribuye a San Benito de Nursia, escrito en algún momento alrededor del año 500 dC. Oremos: Oh Dios Misericordioso y Santo, danos diligencia para buscarte, sabiduría para percibirte y paciencia para esperar por ti. Concédenos, Oh Dios, una mente para meditar sobre ti; ojos que te observen; oídos que escuchen tú palabra; un corazón para amarte; y una vida para proclamarte; a través del poder del Espíritu de Jesucristo nuestro Señor. Amén
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