Esperando

En la historia de Abraham, en el libro de Génesis – después del nacimiento de Ismael, Abraham esperó por 13 años por otra palabra del Señor. 13 años de silencio. Abraham era un anciano en ese momento. Dios le había prometido un heredero, y él sabía que no era Ismael. Así que Abraham esperó con fe, y Dios es fiel.

En nuestra cultura de hoy, estamos acostumbrados a conseguir lo que queremos en el momento que lo deseamos. Y nos ponemos impacientes. Queremos ver crecimiento espiritual el día de hoy. Queremos que nuestra situación confusa y de miedo cambie el día de hoy. Queremos que nuestros seres queridos sanen inmediatamente. Pero la vida no siempre se desarrolla acorde con nuestro cronograma. A veces, por más difícil que sea, tenemos que esperar.

Por su puesto que tenemos una opción. Podemos esperar con ansiedad y preocuparnos. Podemos retorcer nuestras manos y quejarnos amargamente con cualquiera que está dispuesto a escuchar, o podemos esperar con paciencia – con confianza. En efecto, puede haber ciertos pasos a seguir. Puede haber asuntos que necesiten ser discutidos. Puede haber oraciones sinceras que necesiten ser elevadas al Señor. Pero, una vez que hagamos nuestra parte, necesitamos confiar que todo está en las manos de Dios.

La paciencia es uno de los frutos del Espíritu. El pastor y académico Joshua Kang sugiere que es un prerrequisito para el crecimiento espiritual.

Oremos: En el día de hoy, derrama una vez más tu Espíritu sobre nosotros, Dios de Amor. Llena nuestras copas hasta que, una vez más, se derramen con tu gracia. Algunas veces es difícil esperar por respuestas a nuestras oraciones. Necesitamos tu fuerza en nuestras luchas diarias. Necesitamos que nos hagas recordar que tú eres bueno y que estas con nosotros. Concédenos la paciencia y el coraje que necesitamos para este día. Lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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