En Dar, Recibes
Aprendí algo en realidad interesante recientemente. La palabra griega del Nuevo Testamento para extraño es Xenos. Esto, por supuesto, es de donde proviene nuestra palabra xenofobia – miedo al extraño – o miedo a las personas que son diferentes a nosotros. Pero también es la raíz de la palabra del Nuevo Testamento para hospitalidad – filoxenia – amor al huésped o extraño.
Aquí está la mejor parte: La palabra Xenos no solo significa extraño, sino que también significa huésped y anfitrión. Entonces el huésped, el anfitrión y el extraño pueden ser todos uno solo e iguales.
No sé si alguna vez has experimentado algo así – Ocasiones en que crees que estás ayudando a alguien, pero finalizas recibiendo mucho más de lo que das.
Había un miembro de una iglesia a la que serví hace un tiempo – un joven que tenía un tumor cerebral. Los médicos le dieron seis semanas de vida, pero terminó viviendo cinco años más. Nunca olvidaré cuando fui a visitarlo poco antes de su muerte. Él me dijo que su diagnóstico no le había arruinado la vida – sino que en realidad le había dado vida. De repente, él comenzó a apreciar y saborear cada momento que tenía con su esposa y sus hijos. Mientras hablábamos, me di cuenta de que no era yo el que lo estaba ministrando, sino más bien él me estaba ministrando a mí. Fue un momento sagrado.
Si piensas en el ministerio de Jesús – hay muchas veces en que él se encuentra en el rol de anfitrión o invitado. Y a veces era difícil notar la diferencia. Piensa en los momentos en que Jesús comió con las personas – o los alimentó; cuando convirtió el agua en vino en la fiesta de otra persona; cuando lava los pies de los discípulos, o la forma en que sus pies fueron lavados por las lágrimas de una mujer. Y es hermoso que, en cada una de estas situaciones, las vidas de las personas cambian. Hay algo acerca de la hospitalidad, tanto al ofrecerla como al recibirla, que nos abre a lo Santo.
El apóstol Pablo escribió a la iglesia en Roma: El amor debe ser sincero…ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad. Que puedas encontrar maneras de hacerlo.
Oremos: Dios de gracias, te agradecemos tu hospitalidad; por amarnos, por servirnos, por liberarnos, una y otra vez. Danos el valor y la fuerza que necesitamos para dar la bienvenida y servir a los demás. Y mientras lo hacemos, que notemos tu presencia entre nosotros, lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!