Déjalo Ir
Hace unas semanas, en un retiro de mujeres, una amiga describió una vieja bolsa de lona del ejército que le pertenecía a su padre. La bolsa había estado alrededor del mundo varias veces, había visto varias batallas, había estado en varios armarios y áticos a través de los años, y por lo tanto estaba bien desgastado…estaba manchado, remendado, y llevaba el olor inconfundible del moho.
Mi amiga dijo que ella no podía recordar cuando había empezado a llevar dichas bolsas a todos lados con ella; ella solo sabía que lo llevaba por mucho tiempo. Ella lo dejaba, ocasionalmente, solo para notar que después de un buen rato volvía a cargarlo otra vez. A pesar de que estaba maloliente y asqueroso, ella se había acostumbrado al olor, era algo familiar. Ella creció con dicha bolsa. Algunos días era tan pesado que apenas podía cargarlo y mucho menos llevarla por todos lados. Otros días se sentía bastante liviana, y ella reconocía la presencia de la bolsa por solo su olor.
Cuanto más tiempo hablaba de la bolsa de lona, empezaba a verla y olerla también cada vez más.
Jesús nos ofrece oportunidades para que le demos nuestras bolsas de lona malolientes… “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” (Mateo 11:28)
Por favor oren conmigo: Dios de nuevos comienzos, nosotros confesamos que no sabemos por qué continuamos cargando con nuestros equipajes del pasado. Tal vez porque es tan familiar, o tal vez porque da miedo de solo pensar en la vida sin el equipaje, o porque necesitamos culpar a alguien o a algo de los problemas que tenemos hoy en día. Ayúdanos a ser libres de todo aquello que ejerce un peso sobre nosotros y que nos mantiene oprimidos. Ayúdanos a descansar y encontrar paz en ti. Amén.
¡Por favor siéntanse libres en compartir este mensaje con familiares y amigos!